¿Eres Manipulable o Manipulador?

Todos manipulamos alguna vez... 
en nuestras vidas, existe una manipulación positiva, digamos inocente, cuando se trata de obtener algún beneficio lógico o una finalidad positiva. Existe la otra manipulación con manejos nefastos, destructivos, por parte de manipuladores que, sin exagerar, podríamos llamar "profesionales". 
Estamos rodeados de manipuladores y se detectan a continuación las numerosas formas en que muchos lobos se disfrazan para devorar Caperucitas.
Esta es una verdadera epidemia social: 
Es muy poco frecuente que un manipulador se muestre tal cual es: el ocultamiento bajo alguno de sus disfraces, sobre todo de los más seductores, puede ser tan efectivo que la persona manipulada no sólo no lo identifica como tal si no que, probablemente, se irrite o enoje con quienes, por ayudarla, intenten hacérselo notar.

Un manipulador no es una persona como las demás, manipula porque el modelo aprendido en sus experiencias traumáticas infantiles no le permite hacer otra cosa. Así como una persona vulnerable de ser manipulada está marcada por vivencias traumáticas de su infancia y ésta es la razón de mayor peso por la que se "engancha" con un manipulador.  

¿Cómo es un manipulador?

1. Utilizan múltiples camuflajes para confundir a sus víctimas.

2. Algunos son irritables, pueden llegar incluso a ser violentos.

3. Algunos se muestran amables o seductores socialmente y en la intimidad con su víctima se comporta de manera opuesta.

4. Son generalmente impredecibles. Nunca se sabe qué es lo que los enoja y cómo actuarán en consecuencia.

5. Se desentienden de sus propias responsabilidades, logran transferirlas a los demás y los cuestionan cuando los resultados no son los que ellos esperaban. 

6. Son muy eficaces para lograr sus fines a costa de otras personas.

7. Utilizan pseudoverdades universales aprovechando los principios morales de los demás para satisfacer sus necesidades.

8. Desprecian los sentimientos y puntos de vista de los demás.

9. No expresan claramente sus demandas, necesidades, sentimientos u opiniones; pretenden que los demás adivinen lo que ellos necesitan.

10. Responden de forma confusa.

11. Se enojan cuando se les solicita que aclaren o amplíen la información.

12. Comunican su mensaje de manera indirecta, especialmente cuando deciden no enfrentar una situación que les resulta incómoda. Utilizan a otras personas para que transmitan sus mensajes a lo hacen a través del teléfono o de una nota escrita.

13. Tienen gran versatilidad para cambiar de tema de acuerdo con sus necesidades. Focalizan la conversación en un punto que resulte más conveniente para ellos.

14. Sus opiniones, sus comportamientos y sus sentimientos pueden variar según las personas o las situaciones de las que se trate.

15. Son muy permisivos consigo mismos y muy intolerantes con los demás. Las reglas están para que las cumplan los otros.

16. Disimulan sus errores y jamás los reconocen, aunque exista evidencia en su contra. No admiten críticas de ningún tipo.

17. Son proclives a acusar a la persona vulnerable de sus defectos o errores.

18. Critican constantemente a todos y a todo. Ponen en duda las cualidades, la competencia y la personalidad de los demás. Critican enmascarada o abiertamente.

19. Suponen que los demás son ignorantes e intentan hacer notar la superioridad que ellos creen tener.

20. Son egocéntricos, consideran que el mundo gira a su alrededor.

21. La mentira es uno de sus principales recursos.

22. Hacen interpretaciones deformantes de la realidad.

23. Pueden ser muy celosos y muy controladores.

24. Juegan con los tiempos de los demás ¿, esperan hasta el último momento para hacer un pedido o para dar una orden.

25. Pueden ser muy seductores. Dotados de gran institución, suelen descubrir rápidamente qué tipo de seducción es más efectiva en la conquista de cada víctima. Algunos utilizan la seducción en forma de halagos o regalos, otros seducen "vendiendo" una imagen de seguridad o protección, etc.

26. Si lo consideran necesario, se victimizan utilizando para ello una imagen de soledad, de enfermedad o de pobreza exageradas para que los compadezcan.

27. Tienen gran habilidad para detectar a las posibles "víctimas" y les lleva muy poco tiempo descubrir su "talón de Aquiles".

28. Un manipulador sólo es anulado o superado por otro manipulador. 


Todos podemos tener algunas de estas características y no por ello seremos el tipo de manipuladores. La diferencia entre una estructura de personalidad manipuladora y las manipulaciones realizadas ocasionalmente, de la misma manera que existe una gran diferencia entre un mentiroso patológico y una persona que miente ocasionalmente.




¿Dónde están?
Veamos los disfraces más comunes:

El dominador/déspota.
Es el más fácil de identificar porque sus características son claramente visibles. Generalmente es desagradable, maleducado, agresivo y autoritario. Confunde determinación con autoritarismo y cree que decir las cosas de mala manera le infunde autoridad. No respeta los derechos ni las necesidades de los demás, en cambio los suyos son siempre imperativos. 
El objetivo de una manipulación no es sólo el sometimiento del otro, sino la apropiación de su ser. La pretensión es que la otra persona sienta, piense, actúe como si fuera su "clon". Por ese motivo el manipulador no respeta como ser humano a la persona que manipula, sino que la considera un objeto.


El irresponsable.
Suelen transferir sus responsabilidades con una argumentación que limita con lo absurdo. Son los que cuentan con la "ayuda" obligatoria del otro. Son maestros en el arte de lograr que las personas de su entorno se hagan cargo de sus cosas. Típica situación de que el chico o chica popular le pide a alguien que le haga sus tareas, a cambio de una ilusa ilusión. Sucede también muy a menudo con los propios hijos:"... Para que tiendo mi cama si en la noche la voy a destender, para que llevo llaves de la casa si siempre hay alguien ahí....".


El simpático. 
Éstos son invitados frecuentemente a reuniones sociales porque se convierten en los animadores. No les cuesta nada ser los protagonistas principales de la reunión. Generalmente son divertidos, alegres, conservadores, acaparan la atención, son ocurrentes y enmascaran la manipulación con la broma o la ironía. Claro que la utilizan para avergonzar o poner incómoda a una o varias personas. En una reunión de amigos, un manipulador simpático puede decir: "Dejemos que el asado lo haga Mario que es experto en prender fuego", después de que esta persona sufrió un incendio parcial en su casa en la que tuvo cierta responsabilidad.
Muchas veces aprovechan la broma o la ironía para poner en evidencia situaciones íntimas o privadas de los otros, después de lo cual tratarán de "disculparse".
Algunas personas liberan ciertas conductas agresivas, enmascaradas de diversión y simpatía. En este caso el hecho trascendió las fronteras: un grupo de turistas se encontraban en una estación de servicio en Brasil. Dos jóvenes argentinos de aproximadamente 25 años se acercaron a una joven empleada brasileña vestida con llamativos colores. Uno de ellos le preguntó irónicamente "¿Ya llegó el carnaval?" Ella respondió ingenuamente: "Todavía faltan dos meses". El otro de los jóvenes intervino en la conversación y dijo "No, no, ya sabemos que falta, te lo decimos porque pareces arcoiris, no te falta un color". Y ella se fue diciendo: "Argentinos aburridos". Por supuesto que así como no todas las personas manipuladoras son simpáticas, tampoco todos los simpáticos son manipuladores.


El de perfil bajo.

Estos mantienen un aparente perfil bajo con la intención de hacer que otros resuelvan las situaciones que a ellos les cuesta enfrentar: "Tu lo haces mejor que yo...". Utilizan ese falso perfil bajo para no exponerse si los resultados no son exitosos o para lograr que otros realicen acciones que ellos saben que no son correctas, como en el caso de utilizar algo sin el consentimiento del dueño. "El coche de tu viejo está en la puerta y nosotros vamos en camión... ¡Ándale!, si nos apuramos, vamos y volvemos antes de que se despierte y ni se enterará de que lo usamos". Posiblemente utilicen el bajo perfil para obtener beneficios a costa de otros, como, por ejemplo, induciendo a su pareja a que obtenga algo de su familia: "Si tus padres no nos prestan la casa en la playa, nos quedaremos sin vacaciones". 
En síntesis: son lobos con piel de cordero.

El profeta.

Es el que se cree capaz de predecir lo que sucederá. Se adjudica el derecho de saber qué es lo que va a pasar, aún sin poder argumentar lo que dice. Esto muestra su incapacidad para aceptar otros aspectos de la realidad diferentes de lo que él sabe o piensa. Sobrevalora su punto de vista como forma de tapar o enmascarar su falta de flexibilidad para adaptarse a otras resoluciones. Un caso que puede ilustrar esta conducta es la de un grupo de amigos que planean salir de vacaciones juntos y uno de ellos es el manipulador, plantea sólo las desventajas de los lugares propuestos por los demás, prediciendo grandes inconvenientes en caso de no ser aceptada su propuesta. Cuando los demás le señalan que él no es el "dueño de la verdad", contesta con una de sus frases preferidas: "A mí me pasó....".
Utiliza la futurología con absoluta impunidad, con el propósito de paralizar a su víctima por medio del temor. 


El seductor.

Es uno de los tipos de manipulación más encubierta, dado que cuesta admitir que detrás de ser tan encantador, dotado de tantas cualidades agradables, se oculte un manipulador.
La seducción puede estar dado por el atractivo físico, la cortesía, el dinero... Esto dependerá de lo que resulte seductor para cada persona. La fascinación que produce posibilita que alguien esté bajo su influencia, manifiesta su consentimiento y adhesión a todas sus demandas. Esto es lo que hace que muchos espectadores de la situación perciban y manifiesten que se llevó a cabo un verdadero "lavado de cerebro".

El generoso.
Es la persona que da, da, y da sin que uno le pida. El problema surge cuando exige reciprocidad. En realidad, se trata de una trampa que detecta generalmente cuando ya es demasiado tarde, porque se ha aceptado favores o regalos por los que queda el compromiso.
Es difícil decir que no a quien fue tan "generoso" con nosotros, pero hay que ser precavido; por algo el refrán dice "Cuando la limosna es grande hasta el santo desconfía". 
En algunas oportunidades la generosidad de este tipo de manipulador se hace extensiva al círculo afectivo cercano de la persona manipulada. Como ejemplo podemos citar un hecho real: el caso de una pareja en la que un exitoso empresario  ayudó económicamente a la empresa familiar de la esposa. A partir de ese momento se consideró con el derecho de "cobrarse la ayuda" sometiéndola a una suerte de esclavitud o dependencia en todos los órdenes, incluso en lo sexual. Ella se veía forzada a ser su eterna asistente a pesar de ocuparse de su propio trabajo y de las tareas domésticas; a consultarlo hasta para comprarse un par de medias; a compartir con él salidas de pesca en las cuales se aburría constantemente; a soportar las groserías que decían los amigos de él en su presencia; y lo peor de todo, a mantener relaciones sexuales con él en cualquier momento. Varias veces había intentado separarse infructuosamente, porque un manipulador no suelta fácilmente a su presa, y cuando intentaba romper ese sometimiento ni siquiera era comprendida por su propia familia. Afortunadamente la relación terminó cuando ella apareció en una cama de un hospital golpeada. Pero le tomó años escapar de esa situación.


El culto. 
Acapara la conversación. Mencionando nombres de personalidades o contenidos teóricos con intención de apabullar a los demás, se muestra despreciativo con quienes no tienen tantos conocimientos. Sucede en el ámbito académico donde el conocimiento se asimila a poder. 
En la vida social, este tipo de manipulador exagera su sorpresa ante el desconocimiento del otro sobre algún tema en específico. Aunque en realidad cuenta con la ignorancia de los demás para reforzar su imagen de "sabiduría". Es común que mencionen su extenso currículum para impresionar a sus interlocutores. 
La diferencia entre un manipulador y una persona culta e interesante es la intención que mueve el discurso de cada uno. En el caso del manipulador, ésta es poner en evidencia al otro para humillarlo. Como los otros tipos de manipuladores, el manipulador culto es un gran inseguro, por eso se ampara en su seudosapiencia para protegerse.


El explosivo.
Es una persona que va acumulando emociones y sensaciones que le producen una gran tensión interior y que, posiblemente, se incrementen al enfrentarse con situaciones en las que registra su impotencia e inseguridad.
Mediante explosiones de ira dirigidas a quien fue elegido como destinatario, libera en forma periódica e imprevisible la tensión que se ha ido acumulando en su interior.
Sus ansiedades, miedos, sentimientos... pueden desencadenar la explosión. La persona que la recibe trata de explicar y defenderse, aún sin saber o sospechar cuál ha sido la falta que ha cometido. Y nunca pide disculpas.

El desvalido. 
Se esfuerzan para hacer creer a los demás que se sienten abandonados, desamparados y con mala suerte. Son personas que han hecho de su vida lo que quisieron, no cuidaron su patrimonio, su futuro o relaciones afectivas, y cuando lo economía les falla o la soledad se impone, pretenden que otros se hagan cargo obligatoriamente de ellos. Por lo que, cuando alguien trata de ayudarlos ofreciéndoles, por ejemplo, oportunidades laborales, las descartan por no considerarlas adecuadas a sus pretensiones. Destacan los logros de los demás diciendo: "Tu sí que tienes suerte, en cambio yo..." O justifican sus fracasos: "¡Que mala suerte tengo!". Como ejemplo, es emblemático el caso de la mujer viuda que dilapida la fortuna familiar heredada de su marido y que pertenece también a sus hijos, sin que nadie se atreva a reclamarle nada porque: "Pobre mamá, está sufriendo el duelo a su manera". Esta manipuladora gasta hasta el último centavo y luego le reclama a sus hijos porque no la pueden satisfacer con lo que estaba acostumbrada. Lo peor de todo es que en ciertos casos, los hijos suelen esforzarse en satisfacerla. 


El dependiente.
Estas personas creen que los demás están a su servicio. Creen que las personas allegadas a ellos son extensiones de su cuerpo y que están para cumplir sus deseos. Compartir la mesa con ellos puede convertirse en una tortura, porque solicitan a los demás que les alcancen todo lo que necesitan y que podrían proveerse por sí mismos sólo con extender los brazos y sin molestar a nadie. Este tipo de manipulación no se encuentra solo, siempre está combinado con alguna otra clase de manipulación. 
Generalmente cuando necesitan preguntar algo a una persona, les resulta más cómodo hacer que esa persona vaya hacia ellos que molestarse en ir ellos a interrogar.


El enfermo.
Son los individuos que descubrieron tempranamente los beneficios secundarios de la enfermedad. Incluso pueden simular síntomas para mantener el vilo a su familia. Suelen competir en cuanto a la gravedad de enfermedades o cantidad de operaciones quirúrgicas. 
A veces interrumpen los relatos de otros para dar una versión de algún hecho que se les ocurrió a ellos pero mucho "peor".
Con el objetivo de mantener el control sobre acciones y decisiones de los demás, tejen una trama culpabilizadora en la que se quedan atrapadas sus víctimas y de la que no pueden evadirse dado el vínculo afectivo.
Una manipuladora, señora mayor, se cayó en la calle y sufrió de una fractura (por no atenderse bien antes) y fue asistida en un sanatorio. Cuando su nieta la visitó, su primera expresión fue: "Me caí porque fui a comprar galletitas para cuando vinieras con los chicos a tomar la leche".
Otra situación es la de las personas con alguna dolencia crónica, que se valen de ella para manipular: "Vayan tranquilos, si me tengo que morir, me voy a morir igual...". Aunque los otros se den cuenta de que están siendo manipulados, no se atreven a contradecir.


El cizañero.
Es el especialista en sembrar la cizaña entre quienes lo rodean. Miente para obtener los resultados que desea.  Este tipo de manipulación se presenta con mayor frecuencia entre las mujeres. Ejemplo: una mujer casada con el mayor de los hijos de una familia numerosa y que acostumbraba malograr cualquier reunión familiar con sus comentarios insidiosos. Un día, madre e hijo mantuvieron una conversación sin llegar a discutir con opiniones diferentes. Luego la joven cizañera esperó a quedarse sola con su suegra "¿Usted no tiene miedo de discutir así con su hijo? ¡Mire si cuando nosotros tengamos hijos, él no le permitirá verlos! ¡Se quedará sin conocer a sus nietos!"La suegra le responde:"Tus hijos no van a ser mis únicos nietos". Luego la manipuladora de la esposa le dice a su marido: "Tu madre me ha dicho que cuando tengamos hijos no tendrá interés en conocerlos". 
También puede ser el caso de una "amiga" que dice: "¿Así que tu marido lo mandan a viajar este fin de semana...? ...¡Qué bien! Y dime ¿va con esa asistente tan joven y simpática? ... ¡Qué suerte que tu no eres celosa!


El perverso.
Todas las personas en situaciones emocionalmente intensas, como por ejemplo los momentos de ira, pueden presentar conductas que se confunden con comportamientos perversos. Pero serán transitorios. En cambio, un individuo perverso es permanentemente perverso, se encuentra fijado a ese modo de relación con el otro y no se pone a sí mismo en tela de juicio en ningún momento. No siente culpa.
Estos individuos sienten la necesidad de rebajar a los otros para adquirir lo que creen "una buena autoestima" y mediante ésta adquirir poder. Ellos necesitan dominio, admiración y aprobación. En su afán por conseguirlos no tienen compasión ni respeto por los demás. El manipulador necesita convertir a los demás en "objetos", ya que respetarlos supondría considerarlos humanos y lo llevaría a reconocer el sufrimiento que les provoca.
La perversidad se manifiesta por medio de una fría racionalidad, que se combina con la incapacidad de considerar a los demás como seres humanos. Se lo puede asimilar con las personalidad narcisista. Según Otto Kernberg: 
"...todas las interacciones de estos narcisistas están referidas a sí mismos en medida inusual; tienen gran necesidad de ser amados y admirados y se detecta en ellos una curiosa contradicción entre un concepto muy inflado de sí mismos y la desmedida necesidad de recibir el tributo de los otros. Su vida emocional carece de profundidad; experimentan escasa empatía por los sentimientos de las personas; encuentran pocos motivos para disfrutar de la vida... envidian a otras personas. En general, sus relaciones con los demás tienen un carácter netamente explotador y en ocasiones parásito. Es como si sintieran el derecho de controlar y poseer a los otros y de explotarlos sin culpa; bajo su aparente simpatía y encanto es posible percibir una naturaleza fría y despiadada".



EL PERFIL DE UN MANIPULADOR.
Pese a lo que aparenta, el manipulador no confía en sí mismo; es un gran inseguro. Utiliza la manipulación como medio de conservación o supervivencia. Es un mecanismo que se automatizó al formarse su personalidad. Quizá no haya sido sujeto de deseo en su familia de origen y, al quedar apartado, intentó ser tenido en cuenta. Posiblemente trató de imitar la forma en que vinculaba la persona que él suponía más poderosa sin tomar en cuenta a otros. Esa persona crece, se vuelve más egoísta y trata de controlar a las personas que tengan algo que él valore o envidie. Lo curioso es que por más que controlen, dominen y sometan, nunca pueden llenar ese vacío interior. Ésta es la fuente de su profunda inseguridad.

Para un manipulador esa batalla tiene que ser ganada. Ya en el siglo V A.C, Sun Tsu escribió: "El arte de la guerra es el arte del engaño, si adoptamos siempre una apariencia contraria a lo que somos, aumentaremos nuestras oportunidades de victoria".

(Según Berger y Luckmann en su libro "La construcción social de la realidad": Todo individuo nace dentro de una estructura social objetiva, no elige ni a la familia en la que nace, ni a los significantes encargados de su socialización, ni a la clase social a la que pertenece.


LA COMUNICACIÓN MANIPULADORA.
El manipulador no comunica de forma clara y directa sus necesidades, sus opiniones, sus sentimientos o sus demandas. No suele escuchar respetuosamente ni con el tiempo suficiente lo que los demás exponen, salvo cuando la situación le resulta favorable.


Sus palabras, gestos o silencios, comunican constantemente su descalificación, su desacuerdo o su crítica, con lo que logra que los otros tengan la sensación de estar haciendo las cosas mal.
El silencio o la negación de una comunicación directa es el instrumento de destrucción por excelencia de los manipuladores.

Para evitar una comunicación directa, manipulador utiliza

¿COMO SE APARTA EL MANIPULADOR DE LA CONVERSACIÓN?
1. Cuando su ansiedad no le permite detenerse a escuchar al otro respetando sus tiempos.
2. Cuando alguien no está de acuerdo con lo que él dice o piensa.
3. Cuando el tema de la conversación no le resulta demasiado conocido y no quiere que esto se note.
4. Cuando otra persona está desarrollando el tema brillantemente y se siente en inferioridad de condiciones o deja de sentirse el centro de la situación.
5. Cuando le incomoda o resulta peligroso para su imagen lo que se está diciendo.
6. Cuando carece de argumentos sólidos que le permitan demostrar que lo que está afirmando es el punto de vista correcto.
7. Cuando cae en inconsciencias y se lo hacen notar.
8. Cuando intenta criticar o desvalorizar a su interlocutor y éste se defiende.

¿POR QUÉ ALGUNAS PERSONAS SON VULNERABLES A SER MANIPULADAS?

Todas las personas tenemos puntos débiles, pero hay personalidades más vulnerables que otras, porque tienen ciertos traumas de la infancia no resueltos. Estas personas han sufrido, pero en lugar de transformar el sufrimiento en necesidad de dominio, lograron sentir empatía y comprensión por los demás.
¿Qué buscan? Ser amados. Han crecido con la idea de que es necesario ser complacientes para ser elegidas como objeto de amor. Las personas vulnerables temen el conflicto, temen ofender, desagradar, herir al otro, pero sobre todo tienen miedo de dejar de ser queridas y apreciadas. No aprendieron a confiar en su propio juicio crítico y, por lo tanto, entregan la evaluación de sus acciones a la mirada u opinión de los otros.

¿CÓMO DEFENDERSE DE LA INFLUENCIA DE UN MANIPULADOR?
La relación manipulado-manipulador es semejante a la de una pareja que baila un tango. Cualquier observador podría ver que hay entre ellos un código por el cual cuando uno da un paso hacia adelante el otro retrocede y van cambiando, adaptándose a un ritmo, que es siempre el mismo. Ellos se adaptan, se complementan y pueden permanecer en la pista de baile hasta que uno de los dos resuelva retirarse o cambiar el ritmo musical.
Lo primero que el manipulado debe comprender es que resulta muy difícil que el manipulador cambie. 

Cuando alguien va al nutriólogo con el propósito de bajar de peso, lo primero que éste dice es que no sirve de nada hacer una dieta de manera transitoria para volver, después de bajar de peso a comer los alimentos de antes. Aplicando esta analogía al problema de la manipulación, podríamos decir que lo único que sirve como estrategia para modificar la situación es cambiar la actitud general que el manipulado sostiene frente al manipulador.

Por otra parte, en el proceso no se realiza el cambio de un día para el otro. Requiere mucha paciencia y constancia.




Lean este artículo, está muy interesante:
LA MANIPULACIÓN SOCIAL,
NUEVA ESCLAVITUD DEL HOMBRE.

Recuerden que hay millones de casos de manipulación, pero siempre hay que estar alertas en encontrar una solución o una salida de los manipuladores.

Fuente: Mi imaginación y este libro.








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